Sábado 15 de mayo de 1999, mes de las flores, para muchos el más hermoso del año, serían sobre las 10 de la mañana. Yo acababa de levantarme de la cama, y como siempre hago, encendí la radio y comencé a mover la rueda del dial, haciendo un repaso rápido por las diferentes emisoras, para escuchar algo interesante. Cuando la aguja del indicador de frecuencia llegó al final de todo, pude comprobar que a través del espacio radioeléctrico, de aquel momento, se colaba el conocido tema musical “Soul Survivor”, interpretado por una de las grandes voces de la música disco de los años ochenta, la holandesa C.C. Catch. Dado que a mí esa canción me gustaba mucho, seguí escuchándola, al mismo tiempo que me sorprendía al comprobar que en esa frecuencia de 107.9 de la Frecuencia Modulada, lugar donde se recibía con poca fuerza la señal de la Radio Salnés de Cambados, esta vez la calidad del sonido era muy buena, y pensé, en ese momento, que las razones por las cuales la música sonaba fuerte, por mi receptor, se debía a que los de Radio Salnés habían cambiado de repetidor o que habían puesto un equipo emisor más potente… pero todas esas especulaciones se vinieron abajo enseguida. En el momento en que la canción fue interrumpida por una voz muy, muy familiar, que de inmediato reconocí sorprendido, la de mi amigo y compañero Chema Aboy, diciendo algo así parecido a esto:
Estás escuchando la emisora del Ayuntamiento de Valga, ¡Radio Valga!
Estaba siendo testigo de la primera emisión en pruebas de Radio Valga, y allí estaba su primer locutor, Chema Aboy, vecino de Martores, que había co-presentado y co-dirigido conmigo, en la pequeña emisora del instituto Camilo José Cela de Padrón, el programa radiofónico más esperpéntico, y que venía siendo la radio-broma, la radio-feria y la improvisación en estado puro. Para muchos es ya una leyenda en la comarca de Ullán, era “Maquinillos en el Horizonte”. ¡Aquellos tiempos!
Tan pronto como supe que el proyecto radiofónico llevado a cabo por el Ayuntamiento de Valga era ya una realidad, no cabía en mí de la emoción. Cogí la bicicleta y me dirigí a los recién estrenados estudios de la emisora, que por coincidencia, se encontraban en la planta baja de la antigua sede de la “Hermandad de Labradores de San Miguel de Valga”, y resultó que ese mismo día que comenzaron las emisiones era la festividad de San Isidro, el santo patrón de los agricultores. Al entrar en los estudios, vi a Chema que estaba poniendo música y le pedí que me dejara decir unas pocas palabras por el micrófono, cosa que hice, diciendo cuatro cosas rápidamente. Durante esos primeros días de pruebas y emisiones irregulares, la música que sonaba era de un vinilo de C.C. Catch, los temas de los “Bee Gees” de la película “Fiebre del sábado noche”, el “Tarzan Boy” del grupo “Baltimora” y canciones de los “Mojinos Escozíos”. En aquel entonces la discografía era escasa, y la música que se ponía era la que le gustaba a Chema, que traía de casa porque en la emisora poco más había. Después, para tener música durante las 24 horas, el método que existía era que durante el tiempo que Chema emitía en directo, la emisión se grababa en una cinta de casete, de 60 o 90 minutos, que posteriormente se ponía girando sin parar, al terminar las emisiones en directo, por lo que durante los fines de semana se escuchaba siempre lo mismo muchas veces. Era la única manera que existía para mantener la emisión con música, ya que no disponíamos de otros medios ni de ordenador.
Pocos días después de comenzar las emisiones en pruebas de Radio Valga, el Ayuntamiento publicó un bando invitando a inscribirse para colaborar en la radio a todas las personas interesadas en hacer algo en este medio. Yo, como otros chicos, también me apunté, ya que al terminar el instituto tenía ganas de radio y quería hacer de nuevo, junto con Chema, el legendario programa “Maquinillos en el Horizonte”. Después de inscribirme, pasaron unas semanas hasta que un día, sería mediados de junio, convocaron a todos los interesados a una reunión en la casa del Ayuntamiento, y nos instaban a que lleváramos algún tipo de guion e ideas para hacer programas en la emisora. Allí fuimos varios chicos muy ilusionados, de edades comprendidas entre los 18 y 21 años aproximadamente y casi todos de Ponte Valga. Luego en el Ayuntamiento nos explicaron, más o menos, lo que se pretendía llevar a cabo en la emisora y nos presentaron a la que era nueva directora de la emisora, Teté Rocamonde, joven periodista que había estado trabajando en el periódico “El Correo Gallego”. Después de la reunión, nos dijeron que ya nos llamarían para poder empezar a emitir nuestros programas en directo. Luego, a partir de principios de julio, ya comenzaban las emisiones regulares por las mañanas con el programa “A Nosa Mañá” magazine, presentado por Teté Rocamonde, de 11 a 13h, y luego hasta las 13.30 las noticias de la comarca, y que en principio contaría con la ayuda, en las tareas técnicas, de Mon, funcionario del Ayuntamiento. Después por las tardes volvía Teté con un par de horas de música, que ya repito que en aquel momento era muy escasa e incluso, se grababa en cinta en la radio la música de otras emisoras, para posteriormente ponerla en nuestra emisora.
Después de hacer un programa piloto y organizar los programas, todos los chicos que estábamos allí en ese momento, con una gran ilusión de hacer radio, empezamos a presentar los programas “alternativos” a partir del sábado 7 de agosto a las 10 de la mañana, momento en el que arrancaba el primer grupo, del cual ya no recuerdo bien cuál fue. Una semana después, con la entrada de la “Cabalgata de las Valkirias” de Richard Wagner, volvía al éter, pero en Radio Valga, “Maquinillos en el Horizonte, con Chema y Seijas”. Recuerdo que fue el primer programa de la emisora que tenía llamadas en directo, y recuerdo que en ese programa, bastante más moderado en sus formas a lo que hacíamos en el Instituto, aparte de las travesuras, imitaciones y desmadres habituales, la música de la orquesta “Los Satélites”, “Bee Ge es”, “Modern Talking”, “Los Metálicos”, “A Roda”, “Ana Kiro”, “Heredeiros da Crus”… Chema habló a los oyentes sobre la vida y costumbres del escarabajo pelotero, ya que Chema es un buen conocedor de animales, y yo hablé de un importante eclipse de Sol que iba a suceder esa semana y de la muerte en un tiroteo con la policía del verdadero Cocodrilo Dundee, personaje en el que se inspiraron, en parte, para la realización de la conocida película australiana del mismo nombre. Y claro está, no podían faltar el anuncio de las fiestas de los Desamparados de la Devesa, las de San Lorenzo y San Bartolomé de Seira, las de Santa Baia de Oeste y la del Pimiento de Herbón que ese día se celebraba. Hay que decir que para dar cuenta de los programas festivos, yo que andaba todos los días en bicicleta, llevaba en la cartera de las herramientas una libretita que servía para apuntar las orquestas y las fiestas que estaban anunciadas en los carteles que estaban puestos en los robles, en las paradas del autobús y en los bares.
Los sábados por la mañana eran muy intensos, con la emisión de varios programas diferentes como era el caso de “Polisón”, en el que Óscar Cereijo (Noise Project) daba a conocer a los oyentes grupos de música alternativa e independiente. También chicos como Ignacio, los Hermanos Lois hacían sus aportaciones… y que me perdonen otros que estuvieron, por no recordar sus nombres en este momento. Estos programas también se grababan a su vez en cinta, con la finalidad de volver a repetirlos durante la semana, y eso era a veces simpático e increíble, porque resultaba extraño escucharte por la radio estando en casa y a la vez simpático, porque a veces los vecinos y amigos te veían por la calle, mientras retransmitían nuestro programa, y te miraban sorprendidos, preguntándome cómo era posible que estuviera andando por ahí, si me estaban escuchando por la radio en ese mismo instante.
Sin embargo, a pesar del “éxito”, “Maquinillos en el Horizonte” tuvo una vida muy efímera en la nueva emisora y duró un mes, y las causas de esto, por el momento, son secreto de Estado. Mientras que los demás programas continuaron un poco más de tiempo, colaboradores como Miguel Lois y Óscar Cereijo también se dedicaron a presentar un programa de deportes, que tenía como sintonía un conocido tema del artista Sting. Durante estos primeros tiempos también destacarían las colaboraciones de Marisa Castiñeiras sobre el mundo del cine y los estrenos, en un espacio dentro de “A Nosa Mañá” de la directora Teté Rocamonde. Con todas estas bases, la emisora iría poco a poco dándose a conocer a la audiencia, que por entonces aún no era mucha. Y para la próxima semana, seguiré contando algunos detalles más sobre los inicios de esta estación radiofónica.
DANIEL SEIJAS LLERENA
0 comentarios